Cronicas del Milenio de Plata

Despierta, princesa de Mercurio


Su mente flotaba en un mar de sueños, profundos, crueles a veces. Indefinidos, oscuros, que tomaban forma de a poco, como si una fuerza misteriosa estuviera ordenando los acontecimientos, llevándola a sitios pasados, distantes, que nuca creyó poder recordar. O al menos eso creía Mercury.

- Imperdonable, simplemente imperdonable - exclamaba una voz, a lo lejos. La forma aún era confusa, pero las palabras ya eran claras - No tiene pies ni cabeza. Somos de Mercurio, no somos unos salvajes.

Ahora, parecía tener una forma definida. Pero el contexto era totalmente desconocido ¿Salvajes?, ¿Por qué?, ¿de qué estaba hablando esa rara voz?

- Me estás mintiendo, tontita. Basta con mirarte a los ojos para darse cuenta... - La voz era aún más clara, pero no así la imagen. Las sensaciones, en cambio, ya eran más nítidas. Y lo que sentía ahora, secretamente, era verguenza.

Su mente vagaba a través de recuerdos lejanos y confusos. Ami aún estaba inconsciente, lo que permitió que sus pensamientos más profundos afloraran. Era extraño, casi como un encantamiento. Una nueva sensación la invadía ahora, probablemente otro recuerdo de un pasado remoto. Pero la imagen era clarísima, estaba en el palacio de la Luna, en el antiguo Milenio de Plata. Estaba sentada, junto a una amiga - eso creía sentir - y conversaban animadamente. Estaba lleno de gente, todos bien vestidos, bailando o conversando. Su amiga era bellísima, alta y majestuosa, sus ojos verde esmeralda y su pelo castaño claro. ¿No le parecía esa muchacha un poco "familiar"?

- ¡Puff!, qué vestidos tan horribles - bromeó la amiga que tenía al lado - ¡Es realmente cómico ver cómo se visten en estas fiestas!

- Por favor, más bajo - dijo Ami... y curiosamente, sus palabras afloraron de manera muy natural - No quiero que nos oigan.

- Nunca cambiarás ...

Ahora la cara de esta chica era completamente familiar. ¡Sí, la muchacha junto a ella era Lita!. No había duda, la voz, el pelo, los ojos... Pero aún con todo el parecido (que era evidente), esta "nueva" Lita parecía más alta y hermosa; nadie hubiese dudado que era una princesa al verla.

El buen humor de Lita relajó un poco los nervios de Ami. ¡Siempre estaba tan nerviosa en las fiestas!. De pronto un par de muchachos se acercan y las invitan a bailar, ellas se niegan y ellos siguen de largo. Lita la mira y le guiña un ojo.

- Aún no ha llegado tu príncipe azul... pero paciencia, viene ya en camino.

¿Príncipe azul? Eso ya era demasiado... Por supuesto que no, debió haber sido una broma. Sin embargo, su corazón latía con una fuerza inusitada. ¡Estaba impaciente, y no sabía por qué!

Una nueva muchacha se une al grupo. Su pelo era rubio, muy abundante, sus ojos, azules como el cielo y su piel, blanca como la nieve. Se movía con una elegancia digna de una reina, pero irradiaba simpatía y sencillez al hablar. Sin duda eran amigas con Ami, pues sintió que su corazón se alegraba al verla.

- Con que aquí estabas, diablita - le dijo la recién llegada - Ví hace poco que están siendo seriamente acosadas por los muchachos más recurridos de la fiesta. Pero no teman, ha llegado MINA a salvarlas.

¡Pero claro!, esa era la Mina de siempre. Sus rasgos y personalidad estaban intactos, pero su belleza parecía haberse multiplicado. ¡Con justicia Venus era el planeta del amor!. Mercury estaba maravillada con estas dos visiones, pero aún faltaba mucho más.

- ¿Han visto a esta escurridiza de Serena? - cuchicheó Lita - creo que está mejorando las relaciones diplomáticas entre la Tierra y la Luna

- Así me han contado - dijo Mina, poniendo cara de "chisme" -. Es un muchacho realmente guapo y fuerte. Están muy enamorados y no me parece que se presagie nada bueno

- Mejor déjame los presagios a mí - dijo una chica que apareció de improviso detrás de Mina. Su pelo era negro azabache y sus ojos, profundos y misteriosos como la noche - ¡Ni crean que las dejaré chismear solas!

- REI - dijeron alegremente Mina y Lita

¡Vaya, vaya!, ahora no fue necesario adivinar. La apariencia de Rei era sin duda inconfundible, pero el misterio que envolvía a esta Rei del Milenio de Plata no tenía comparación con la Rei "de siempre". Se veía simplemente magnífica, esbelta, mística. Había algo en ella que cautivaba desde el primer momento, que impedía que los demás le sacaran los ojos de encima.

Las muchachas, sin duda, eran las más bellas del lugar y casi parecían estar conscientes de ello; pero nadie ahí era común y corriente. Ni siquiera los adornos parecían corrientes, todo era extraño. La mezcla de emociones turbó un poco a Ami, provocándole un repentino mareo que le hizo perder un poco el equilibrio. Se habría caído de la silla si no fuera por Lita...

- Vamos a tomar un poco de aire, Ami - le dijo cariñosamente - ya me cansé de ver vestidos tan ridículos.

El camino hacia uno de los balcones del palacio fue casi un viaje de maravilla. Las joyas, los adornos, las alfombras, todo era de un lujo espectacular, pero a la vez simple, sin abusos. Todo parecía confluir armónicamente, tanto en los colores como en las formas. Pero lo más hermoso no fue el palacio, sino la persona que habitaba en él: al medio de la fiesta, en medio de todos los invitados, estaba la Reina del Milenio de Plata, la portadora del Cristal y la heredera del Reino de la Luna, la Reina Serenity.

Cuando Ami vió a la Reina, creyó que no había conocido el verdadero concepto de la belleza hasta ese momento. Se podía decir que Serenity tenía a la Luna misma dentro de sus ojos, expresivos, armónicos y dulces. Su frente estaba adornada con la insignia de los hijos de la Luna, la que brillaba con un delicado color Plata que iluminaba todo su rostro. Su voz era como un canto, y sus palabras,eran poderosa sabiduría. Más que una Reina, parecía un hada.

- Después saludaremos a Serenity - dijo Lita, con una informalidad que sorprendió a Ami - ahora necesito que conversemos.

Se dirigieron a uno de los balcones que daban al patio principal del palacio. La vista era más que hermosa, era monumental. Rodeada de una vegetación exhuberante, una laguna color plata brillaba fulgurante en medio del jardín, y como un espejo mágico, devolvía las imágenes aún más reales y nítidas.

- El Lago de serenidad. Dicen que quien se mira en las aguas de esa laguna descubre su verdad... - Lita hablaba en un susurro - y nadie que haya visto su reflejo ha vuelto a ser el mismo.

- Es... lo más hermoso que he visto en mi vida.

-¡Hablas como si fuera la primera vez que vienes aquí! - exclamó Lita sorprendida-. Bajemos entonces, imagino que tienes ganas de verlo de nuevo.

El camino hacia la puerta principal fue también un viaje de ensueño; las escaleras eran de mármol, delicadamente talladas y con adornos de piedras preciosas; las paredes estaban completamente decoradas, con pinturas y vidrios de diferentes colores que confluían en una armonía perfecta, no cansaban. Había una misteriosa sensación de relieve en todos los dibujos, e incluso una inexplicable sensación, una "presencia", casi como si todo el palacio tuviera vida.

Todas estas sensaciones nuevas se agolpaban en la cabeza de Ami, mareándola por momentos y causándole más de un tambaleo. Lita llegó a bromear sobre el estado "etílico" de su compañera...

Llegaron al Jardín de entrada y la vegetación deslumbró a Ami. Muy pocas plantas le resultaron familiares, pero ninguna le parecía hostil. Había simplemente de todo, desde pequeñas Yerbas hasta enormer robles, y otras miles de especies que ni siquiera intentó descifrar qué eran, pero que se elevaban hasta casi perderse en el cielo. Ninguna planta era igual a la otra y lo más curioso de todo, había armonía, belleza, alegría en todo el entorno, de manera similar a las obras de arte del palacio.

- El símbolo del Milenio de Plata está en este Jardín - dijo Lita -. Todas las especies, razas, credos y creencias están unidos en armonía. Nadie encima, nadie abajo. Todos ocupan SU lugar y crecen felices, conscientes de que el lugar que ellos ocupan es único, irrepetible, y además necesario. Cualquier planta que saques de aquí, aunque sea una pequeña yerba, causaría la muerte de todas las demás.

- Pero eso es terrible

- Nada de eso - contestó Lita - es un equilibrio delicado, pero hermoso. Serenity quizo que fuera así. De esa forma, todos los planetas del sistema solar también se sentirán parte de un todo, único e irrepetible.

Ami siguió pensando en las últimas palabras de Lita hasta que llegaron a la orilla del Lago. Era tan liso y perfecto que parecía la superficie pulida de algún espejo, como si una magia misteriosa lo envolviera. En ese momento, Lita puso uno de sus pies descalzos sobre el agua, la que formó una onda que se esparció hasta el horizonte enviando a su paso una música maravillosa, indomable, que incendiaba el espíritu. Luego levantó ligeramente su vestido y metió ambos pies al agua, formando las mismas ondas que antes. Entonces estiró su mano invitando a Ami a seguirla.

- ¡Vamos, Ami! - dijo con voz enérgica, pero sin gritar demasiado - No es el momento de hacerte la tímida...

Finalmente Ami le acercó su mano a Lita e introdujo su pie en el agua. No estaba fría, pero una sensación indescriptible subió desde sus piernas hasta la punta de su cabeza. La música del Lago ya no le resultaba extraña sino familiar, o más bien, PARTE de su propia música; y SU música resultó ser una melodía suave y limpia que transmitía una infinita calma, que fortalecía el espíritu. El Lago le estaba dando la bienvenida a su manera, incorporando su canto con el de ella. Y Sin darse cuenta ya estaba a muchos metros de la orilla, junto con Lita.

- La belleza de este Lago radica en su honestidad - continuó diciendo Lita -. Se muestra tal cual es, como un espejo perfecto. Y además, te devuelve tu propio canto, sin ninguna distorsión, y lo incorpora a la sinfonía completa de su música. . ¿Comprendes la idea? - dijo guñándole un ojo.

- ¡Claro! - exclamó Ami, que ya empezaba a entender el mensaje que el Lago, y el Jardín, trataban de entregarle.

- Entonces, hermosa dama, es hora que mires hacia abajo y contemples tu reflejo en el Lago de la Verdad... ¡Adelante!

En otras circunstancias Ami habría reacccionado con más timidez y reserva, pero la bienvenida del Lago, la música y el Jardín mismo le habían hecho sentir parte de un todo. Eso le dio el coraje de mirar hacia abajo, hacia su más profunda verdad, hacia lo que nunca mostraba a nadie.

- No puedes amar si no te sientes amada ¿No es así? - Preguntó Ami resignándose; y Lita asintió con su cabeza.

Alejándose un poco de Lita, Ami se agachó y contempló su rostro en las aguas del Lago, con su corazón ansioso y su espíritu inquieto. Y aunque lo primero que vio fue su simple reflejo, su sorpresa no fue menor, pues era tan o más bella que sus amigas en la fiesta. Su rostro brillaba con la luz del agua clara, su pelo oscuro tenía el color del cielo profundo y sus ojos eran dos estrellas de poderosa sabiduría y fuerza. Era ella misma, no había duda, pero toda su belleza brillaba aún más que antes, en un esplendor indescriptible.

Pero el Lago no era un simple espejo, y la imagen de su rostro se hizo nebulosa y terminó por desaparecer. Ahora no había una imagen, sino muchas otras superpuestas, todas profundas, todas importantes. Vió su planeta natal, su familia y sus amigos. Vio también a las cinco Sailor cuando se conocieron por vez primera, a Mina, Rei y Lita. Recordó a Serena y sus conversaciones secretas con ella acerca del amor. Luego tuvo miedo, mucho miedo, y creyó que toda su vida había estado sola.

Ami empezó a llorar, pero Lita no decía nada; sólo miraba a su amiga, que suavemente iba descubriendo sus miedos más profundos, sus fortalezas y secretos más íntimos. Ahora Ami estaba viendo una imagen menos antigua; era Lita que descansaba tirada sobre un césped mirando al cielo y mordiendo un pedazo de pasto en la boca mientras ella leía un libro abrigada con un grueso traje térmico. Era tarde y hacía frío, pero Lita parecía acostumbrada a ese clima. El cielo era extrañísimo, pues el sol se veía muy lejano y un enorme planeta asomaba sobre el horizonte cubriendo la mitad del cielo... ¡Era Júpiter!.

- Me pregunto dónde estará ese imbécil de Heracler

- Debes de querer mucho a tu hermano - comentó Ami - Venir a verlo participar en estos torneos y con este frío, ¡BRR!

- Qué débiles son Ustedes los de Mercurio - masculló Lita entre dientes - es una agradable tarde. Y no creas que los torneos me desagradan; de pequeña participé en diez de ellos y los gané todos.

Lita no alardeaba; en verdad no tenía frío (aunque la temperatura no sobrepasaba los 10 grados bajo cero) y también había participado en varios torneos cuando pequeña, siendo la indiscutida campeona en todos. Pero a Ami no le cayó muy bien el comentario por dos razones: primero, tenía mucho frío y segundo, le desagradaba todo tipo de violencia, fuera en una pelea de verdad o en un torneo. Y ambas cosas derivaban tanto del clima como de la estricta educación de la que había sido víctima en su planeta natal.

En otras palabras, para Lita los Mercurianos eran un poco raros. Pero Ami era su gran amiga y eso era lo importante. Por eso quería que la acompañara y por eso también Ami aceptó, aunque en esos momentos lo único que quería era volverse a su casa.

- A pesar del clima, este planeta es muy hermoso - comentó Ami -. Todavía no me acostumbro, la vista que se tiene de Júpiter es tremenda...

- ¿Ves esa gran mancha de color rojo? - preguntó Lita -. Es la Tormenta Sagrada de Júpiter.

- Sí, la veo... ¿Por qué se llama así?

- Es una larga historia, o más bien, una leyenda. Se dice que hace muchos siglos, un grupo de colonos cayó en Júpiter y nuestros antepasados fueron a rescatarlos. No me preguntes cómo llegaron ni cómo lograron sacarlos dentro de ese mar de metano, pero lo hicieron...

- ¿Se metieron DENTRO del planeta? - exclamó Ami asombrada.

- ¿Has oído hablar de cómo es la atmósfera de Júpiter? - Ami negó con la cabeza - Imagina la peor tormenta de tu vida, multiplícala por mil y ni siquiera te acercarás - la cara de Ami se llenó de espanto -. Pero eso no es todo; además están los flotantes...

- ¿Te refieres a los seres que viven en Júpiter? - Ami ahora sí que estaba aterrada

- ¡Tranquila!, no pueden llegar hasta acá - dijo Lita riéndose un poco mientras miraba a su amiga. - En fin; como te iba diciendo, estos guerreros lograron rescatar a los colonos pero fueron atacados por los flotantes. Esa fue la primera gran batalla de los guerreros de Júpiter y se llamó la "Zeusgene".

- La "Génesis de la raza de Zeus" ¿No? - ahora era Ami la que alardeaba de sus conocimientos - Y bien ¿Los derrotaron?

- En realidad sí, pero casi no lo logran. Como tú debes saber, los flotantes son gigantescos, pero también rápidos y mortales. Muchos de nuestros antepasados murieron en esa batalla, pero vendieron cara sus vidas... - los ojos de Lita brillaron, como recordando un hecho heroico-; en el fragor de la batalla, Her-clam, el más poderoso de los guerreros de Júpiter, lanzó un golpe mortal, derribando a sus enemigos el tiempo suficiente para que el resto de las guerreros lograra escapar. Y en ese ataque se formó la Tormenta Sagrada, símbolo del "Sacriventu".

- ¿El "Sacrificio por los amigos"? - preguntó Ami asombrada.

- Sí - respondió lacónicamente Lita.

Ami miraba ahora con más respeto a su amiga de Júpiter, recordando tristemente el epíteto de "salvajes" con que sus padres catalogaban a los de su raza. ¡No, claro que no eran salvajes!. Lita estaba demostrando una sabiduría muy profunda, una filosofía fundada en el esfuerzo y la disciplina pero por sobre todo, en la lealtad.

- Somos amigas entonces, ¿No, Lita?

- Claro que somos amigas, por eso te traje aquí - respondió ésta, levantándose del suelo -. Ahora, cuando mires a Júpiter, recordarás el Sacriventu, y tus espíritu se sentirá más fuerte.

Ami miraba ese gran disco que cubría la mitad del cielo y que giraba rápido, mucho más rápido que cualquier otro planeta del Sistema solar. Y la gran mancha roja de Júpiter tenía ahora un significado verdadero y hermoso.

La nueva visión del Lago la transportó nuevamente al planeta de Lita, a unas cuantas horas más adelante que la visión anterior. Lita y Ami caminaban entre los árboles de un bosque cercano al palacio de Júpiter. Ami se sorprendió de la magnificencia de estos árboles: fuertes, grandes, majestuosos, pero a la vez viejos... incluso hasta daban una secreta impresión de "sabiduría" al verlos.

Pero Lita no pensaba en los árboles. Hacía mucho tiempo que tenía un aspecto taciturno y miraba hacia atrás como presagiando algún peligro. Finalmente, le habló a Ami en tono grave:

- Escóndete detrás de los árboles. Alguien viene, alguien muy fuerte.

- ¿Que me esconda... ahí entre los árboles de este bosque?- dijo Ami perpleja

- Haz lo que te digo. No sé por qué, pero quien quiera que sea esa persona, no quiere ser descubierto y eso es sospechoso. ¡Escóndete pronto!

Ami obedeció en el momento justo. Inmediatamente después de que su amiga desaparecía como por arte de magia entre la espesura del bosque (con el sigilo que caracterizaba a los habitantes de Mercurio) Lita escucha una voz desafiante exactamente a sus espaldas ...

- Eres como este bosque... hermosa pero fuerte. Lamentablemente, no tan alerta como los árboles.

Inmediatamente Lita se pone en guardia, dando una media vuelta. Aunque ya había adivinado quién era por la voz, no pudo disimular su sorpresa al ver la cara risueña de su hermano, frente a frente, gastándole una broma como esa y en un momento como ese.

- ¡Eres un irresponsable! - gritó Lita enfurecida - deberías estar entrenando para tu combate.

- ¿Y a qué crees que vine? - respondió secamente Heracler - No voy a encontrar un mejor Sparring en todo Júpiter...

- Así que te sientes con suerte, ¿Eh? - dijo Lita orgullosa - Te trataré con cariño, quiero que puedas pelear despues.

- Basta de palabras y ponte en guardia

Ami miraba con asombro la llegada de Heracler, a quien sólo conocía por las historias de su hermana. Era muy parecido a la mayoría de los habitantes de Júpiter salvo dos detalles que saltaban a la vista. Tenía los mismos ojos, la misma mirada acogedora y decidida de su hermana y sus manos, también al igual que Lita, eran menos toscas, un poco más delgadas y largas que la mayoría de los guerreros. "Manos de artista" habría dicho su padre.

Pero el asombro de Ami fue en aumento cuando vio cómo Lita y Heracler demostraban su cariño de hermanos combatiendo. El primer ataque de Heracler fue tan rápido que costaba seguirlo con los ojos; golpeó sin misericordia a su hermana, varias veces en un solo segundo, obligándola a retroceder. Pero para Lita esa lluvia de golpes sólo era un calentamiento; esquivó absolutamente todos los golpes que su hermano le propinó durante su ataque, que duró unos dos minutos.

Finalmente Lita detiene con la palma de su mano uno de los golpes de Heracler justo antes de impactar en su cara, dejándolo perplejo y algo frustrado. La mirada de Lita era muy seria ahora.

- Bien, bien. - dijo Lita con la misma mirada grave- Pero luchemos ahora "en serio" ¿De acuerdo?

Una sola patada de Lita envió a Heracler por los aires, aún cuando pudo bloquearla con ambos brazos. Pero antes de llegar al suelo, logra estabilizarse y saltar con ambos pies, de manera que ahora, aprovechando el impulso del último ataque de su hermana, logra golpearla con una fuerte patada que la empuja unos metros atrás, pero sin lograr desestabilizarla.

- Ahora estamos hablando el mismo idioma - dijo Heracler sobre un árbol.

La respuesta de Lita fue un tremendo ataque que su hermano apenas pudo esquivar. Tras esto último, la batalla se volvió un verdadero infierno, pues ni Lita ni Heracler eran visibles salvo cortos períodos de tiempo. Y mientras uno caía, el otro atacaba de inmediato sin darle un mínimo de respiro. De esa manera transcurrieron unos tres minutos hasta que Heracler finalmente cae al suelo, producto de un fugaz ataque de su hermana. Ésta no desaprovecha la oportunidad y lo inmobiliza con una dolorosa llave... el rostro de éste denotaba mucho dolor mientras Lita apretaba sin misericordia los brazos de su hermano.

- ¿TE RINDES ? - gritó Lita, entre risa y cansancio.

- ¡GRR! - gimió su hermano - NUNCA...

De improviso, Heracler levanta en vilo a su hermana mientras ésta le sujetaba fuertemente los brazos, y con un fuerte impulso de sus piernas salta hacia atrás y golpea pesadamente el cuerpo de su hermana contra un árbol. Lita sintió el golpe, pues cayó al suelo con una clara expresión de angustia.

Ahora ambos se miraban con los ojos encendidos, estudiándose cuidadosamente. La batalla era titánica, o así al menos lo entendió Ami, que no dejaba de observarlos en todo momento. Pero el ataque final de Heracler fue tan sorpresivo que no podría haberlo seguido aún si se hubiese concentrado más de lo que estaba en la batalla, pues la velocidad de su golpe sobrepasó a todos los anteriores; en una fracción de segundo su brazo esta frente a la cara de Lita.

Pero su hermana era un Sailor, no un simple guerrero de Júpiter. Con una velocidad muy superior a la de su hermano, Lita lo esquiva en el momento justo, dejandolo "golpeando el aire". Luego, y con la misma rapidez, cogió a Heracler por el brazo y lo lanzó violentamente contra los árboles. La caída fue terrible, pues su hermano no pudo recobrar el equilibrio y voló como un rayo rompiendo un par de árboles a su paso.

Lo que pasó después, si fue coincidencia o fue a propósito, Heracler nunca lo supo. Pero lo cierto es que calló JUSTAMENTE frente al escondite de Ami, que gritó entre aterrada y avergonzada, como un niño que es descubierto haciendo una travesura o fisgoneando donde no debía. Heracler en tanto se repuso de la caída y lo primero que vió fue el rostro de Ami, que un poco más sobrepuesta de la primera impresión, se había acercado temblorosa, preguntándose a la vez por qué se sentía tan valiente de pronto ante un desconocido. Y Heracler lo último que esperaba encontrar en ese bosque era una princesa de Mercurio, así que su sorpresa era evidente. Pero lo que le inmovilizó momentáneamente no fue la sorpresa, sino la belleza misteriosa e íntima de Ami.


link Ami


Creado por: Leo Valencia